Duerme desnuda mientras como un ángel cuido tus sueños. Como un vampiro también, cuando pones un cerrojo de piel y lo traspaso. Sin veneno, como un paraíso, nuestro propio yin yang. Das vueltas y me enredo en reversa y viceversa; siempre para delante.
Duerme icónica en alguna parte que no sé. Todavía no la encuentro, y tampoco a mi.
Transito este viaje de llanuras y verdes desiertos que me vuelven daltónica. Colores que no son de un arco iris por partes, en raciones sin serotonina.
Entre angeles y vampiros no hay nunca diferencias...los dos pueden amar u odiar eternidades.
ResponderEliminarque te sientas reconocida en mi poesía, por supuesto que es halagador, llega donde tiene que llegar.
gracias
Salud